Está claro que los videojuegos han evolucionado mucho desde sus orígenes, ofreciendo un montón de nuevas experiencias y posibilidades, que antes, ni se pensaban. Parte de culpa de este avance la tiene internet y su normalización de uso.
Pero no siempre la palabra avance es sinónimo de algo positivo, ya que la mayoría de las consolas ahora funcionan, o incluso dependen de él, y no olvidarnos que se ha cargado parte de la experiencia solitaria que daban antiguamente los títulos. Cuando te atascabas en una pantalla, probabas y probabas opciones hasta lograr superarla, podían pasar días mientras te desesperabas por no saber cómo hacerlo.
Ahora con las guías online o incluso los walkthroughs/vídeoguías, la solución a tu problema está a tan solo un tecleo de distancia. Basta con buscar dónde te encuentras y visualizar contenido multimedia de otro jugador explicándote cómo pasarlo, tan simple como eso.
Sí, estás ahorrando un montón de tiempo, pero pierdes esa satisfacción que obtienes al hacerlo tu solo, además de la experiencia y originalidad que usas para llegar a la meta. Digamos que estamos en una pantalla de Super Mario, y para llegar a la bandera necesitamos matar una tortuga, coger el caparazón, lanzarlo y saltar sobre él, todo ese proceso de investigación lo estamos perdiendo al usar nuestro navegador de internet.
Así que os invito a apagar el router, meteros en vuestra partida y no rendiros hasta terminarlo, no hay nada mejor que poder decir «Lo he superado yo sólo».