Los videojuegos del género de estrategia son uno de mis preferidos, y en esta ocasión voy a analizar una propuesta de lo más interesante. Se trata de Mutant Year Pero: Road to Eden, disponible en varias plataformas.
Concretamente he podido disfrutar de la versión de PlayStation 4, y es la que voy a analizar, pero cabe destacar que también se ha lanzado en ordenadores y Xbox One.
UN MUNDO POSTAPOCALÍPTICO
Gracias a Funcom y Bearded Ladies podemos jugar esta original entrega, contando con personas que han participado en el desarrollo de grandes marcas como Payday. Seguramente el mayor aliciente para disfrutar de esta entrega es su ambientación.
Nos encontramos un mundo postapocalíptico que se encuentra así por el cambio climático y demás características. Esto ha provocado la casi extinción de los humanos y en el mundo habitan toda clase de criaturas.
Mutantes, robots y otras criaturas nos esperan en esta propuesta, todos ellos luchan por sobrevivir. Empezaremos esta historia con Dux y Bormin aunque iremos viendo diferentes protagonistas durante la trama.
UNA INTERESANTE JUGABILIDAD
Gracias a la ambientación y por consiguiente sus personajes, logran crear una trama que atrapa hasta el último momento. Cuenta con diferentes diálogos que nos proporcionarán más de un momento divertido.
Podremos intentar evitar estos encuentros, intentando que no nos vean, e incluso podremos intentar atacarles por sorpresa y llevar ventaja en la batalla.
MUY RECOMENDABLE
Además de todo lo comentado anteriormente, quiero destacar el apartado artístico y es que los gráficos que se nos presentan están a la altura de la generación. El único problema que podría plantear este título es un desnivel en la dificultad.
Durante la historia vemos algunos picos de dificultad difíciles de digerir, pero por todo lo demás es una de las mejores propuestas del género de estrategia para este año. Una buena historia, unos escenarios de mundo abierto bien diseñados…
En definitiva, se trata de un lanzamiento muy recomendable y que sorprende con su propuesta, pudiendo apreciar un buen cuidado en cada uno de sus aspectos. Un multijugador hubiera sido la guinda del pastel.